2018

diciembre 2017

ahora mismo es uno de esos momentos en los que me siento muy pequeñita. no sólo por haber recordado trozos de cosas que formaron parte de mi infancia sino por reconocer que lo que realmente me importa es lo más simple. hace poco comentaba con mis amigas que la adolescencia es una de las etapas por la que no volveríamos a pasar y que básicamente hicimos muchas cosas que no queríamos hacer por no saber qué queríamos y por no saber decir que NO también. durante varios años adolescentes he estado muy perdida y muy triste conmigo misma, frustrada, probando ser de una manera o de otra, probando distintas personalidades para saber al fin cuál sería la mía. quién sería yo. no ha sido todo drama desde luego pero he pasado demasiado tiempo buscando la comodidad de ser yo del exterior al interior, me parecía más fácil aparentar. tenía continuas oleadas de insatisfacción e inseguridad y cada vez que me avergonzaba de mí misma me alejaba de mi familia en vez de apoyarme en ella. mi yo adolescente -como tú seguramente- tenía unas expectativas de una vida que en mi caso no iba a hacerme feliz nunca.

antes
/
ahora

aceptar a mi familia tal y como es no ha sido fácil. no lo es actualmente. pero he cambiado mucho mi forma de ver las cosas. ya no huyo de ellos porque ya no huyo de mí. aceptarme de verdad está inevitablemente relacionado con mi casa. ya no me da vergüenza que sepan cómo soy, ni me avergüenza cómo son ellos (casi siempre, broma). intento cada día más ser todo lo transparente posible, compartir con ellos lo que me pasa, contagiarlos cuando esté de buen humor y desahogarme cuando me preocupe algo. ahora disfruto de otra manera mucho más sana nuestras tradiciones, las bromas y los momentos divertidos porque me divierto mucho con ellos y quererlos y que me quieran me hace tremendamente feliz y no siento que me falte nada.
agradecida sí que he estado siempre, y siempre lo voy a estar. estoy orgullosa de mi pequeña familia y valoro cada parte de su ser.

para mí ha sido fundamental reconciliarme por decirlo de alguna manera con esa etapa de mi vida en la que tuve una idea equivocada sobre qué era lo importante. demasiadas chorradas superficiales de las que no voy a dar detalles porque no es necesario. ahora me gusta mi nombre completo, algunos lo saben.
lo mejor que ha podido pasarme es volver a sentirme niña. tener la sensación de volver a casa.

mi familia y mi gato, juan, mis amigas, los plátanos = cosas importantes. es simple.
mi propósito es estar más presente.

1 comentario:

Mª Magdalena dijo...

Te quiero como eres
Te traje al mundo y gracias a Dios formada físicamente bien
El interior, como quieras llamarlo, tú, ese lo configuras a lo largo de la vida
Te has convertido en una mujer fantástica, independiente, con fuerza... pero sabiendo que cuando nos necesites aquí estamos para acogerte, acunarte, curarte, fortalecerte, animarte, felicitarte...